El pasado sábado Guatapé se convirtió en el epicentro de la música de viento de la región. Diez bandas sinfónicas —más de 240 músicos— se dieron cita para compartir, aprender y regalarle a la comunidad una experiencia inolvidable.
El origen de la idea
«Esto realmente lo que hace es marcar un día especial en la memoria de los muchachos, porque es encontrarse con otros músicos, aprender otras formas y conocer la manera en que otras bandas viven su realidad», resaltó Jenifer Rincón, directora de Bandas Sinfónicas del Centro de Formación Artística de Guatapé.
Su deseo de juntarnos fue la chispa que encendió esta jornada. La convocatoria sumó agrupaciones de San Carlos, San Vicente, San Rafael, El Peñol, Granada, Alejandría y tres bandas de Rionegro, además de la anfitriona, la Banda Sinfónica de Guatapé.
Mañana de formación
Desde las ocho de la mañana, los buses llegaron a la sede primaria de la Institución Educativa. Tras el saludo de bienvenida del maestro Camilo Malagón, director de la Banda Sinfónica Nacional de Colombia, los jóvenes se dispersaron por salones según su instrumento: clarinetes, saxofones, metales y percusión recibieron clases magistrales de los músicos de la Nacional.
Los directores también aprovecharon un taller exclusivo con Malagón. «Fue un espacio muy chévere donde pudimos intercambiar métodos y retos comunes», comentó Jenifer.
La Gran Banda: 240 corazones al unísono
A media mañana, las diez agrupaciones se fusionaron en la llamada Gran Banda. Sobre la placa deportiva sonaron tres obras colombianas que estremecieron a propios y visitantes.
«Tener una banda sinfónica de más de 200 músicos es bastante impactante y muy bonito, porque no estábamos separados sino todos mezclados en un mismo atril», recordó la directora.
Un concierto que tocó el alma
Luego de un breve receso, el templo parroquial abrió sus puertas a las 2:00 p. m. para el concierto de la Banda Sinfónica Nacional de Colombia. La respuesta fue arrolladora: niños, jóvenes y adultos llenaron cada banca.
«Hacía mucho tiempo no teníamos un concierto así de emocionante que nos moviera el corazón», confesaron los propios músicos de la Nacional al terminar la presentación.
Más que música, comunidad
La jornada no solo fortaleció las habilidades técnicas de los estudiantes; también tejió lazos entre municipios vecinos y recordó el poder transformador del arte.
«Fue muy lindo poder conocer la realidad de otras bandas sinfónicas, la forma en que viven la música», subrayó Jenifer.
Mirando al futuro
Eventos como este ensanchan el camino para que la música siga latiendo fuerte en el Oriente antioqueño. Desde ya, las bandas participantes sueñan con un nuevo encuentro y con llevar estos aprendizajes a cada ensayo.
¡Que suene la próxima nota!