Foto: EPM
EPM aplica un estricto protocolo de seguridad que deben cumplir sus empleados, contratistas y otras personas que, por algún motivo, deban ingresar a las centrales de generación de energía. Así, la empresa busca disminuir el riesgo de contagio para sus colaboradores y las comunidades.
Desde que el Gobierno Nacional decretó la emergencia sanitaria en marzo de este año, EPM implementó un plan para prevenir el contagio de todos sus empleados y contratistas, tanto en sus oficinas, como en espacios públicos y otros lugares de trabajo.
Para quienes laboran en las centrales de generación de energía se creo un sistema de turnos y equipos por burbujas, es decir, grupos de personas que solo interactúan entre ellos durante dos semanas de turno y que, además, reciben verificación diaria de su estado de salud.
Mauricio Correa Giraldo, de la Dirección de Operaciones de Generación de Energía de EPM, explica que, además de la burbuja, los empleados, contratistas y otro personal que requiera ingresar a alguna central de generación debe cumplir con los cinco pasos que incluye el protocolo de bioseguridad.
En primer lugar, se les solicita a estas personas que se aíslen en sus residencias durante los siete días anteriores al desplazamiento y que, 48 horas antes de ingresar, diligencien con rigurosidad una encuesta de salud que les permite hacerse una autoevaluación sobre síntomas, para determinar si pueden trasladarse a su lugar de trabajo.
Las personas son recogidas en vehículos con capacidad suficiente para conservar la distancia recomendada por las autoridades de salud y deben portar mascarillas en todo el trayecto. Estos viajes se hacen sin detenciones, a no ser que exista una causa de fuerza mayor que obligue a hacerlo.
A la entrada de las centrales, personal médico y de riesgos laborales recibe la información de la encuesta, toma la temperatura y verifica síntomas para decidir si una persona puede o no ingresar. Luego desinfectan su calzado y se dirigen a su alojamiento, donde se deben bañar y cambiar toda su ropa. Los empleados reciben uniformes y calzado esterilizado, además de un kit con elementos de protección. Todos los días dentro de la central deben actualizar la encuesta de salud.
En caso de que en algún momento se detecte a una persona con síntomas de COVID-19, esta se aísla de inmediato y se verifica si estuvo en contacto cercano con otras personas del equipo. Se contacta a personal de riesgos laborales y a su EPS para decidir su traslado al lugar de origen, en coordinación con las autoridades de salud del municipio de residencia, donde debe cumplir una cuarentena mínima de 14 días y realizarse la prueba de detección de la enfermedad.
“Adelantamos campañas continuas de divulgación para que las personas recuerden que estos protocolos están orientados a proteger nuestra salud y, con ello, la de nuestros compañeros y para proteger toda la operación de las centrales, tan necesaria para el país en este momento”, dice Mauricio Correa.
El ingeniero es enfático en recordar a las comunidades vecinas que se ha reducido al mínimo el riesgo de contagio en estos lugares y por eso las centrales de generación de energía eléctrica y sus trabajadores no representan un peligro para su salud, siempre y cuando sus habitantes también cumplan con las recomendaciones de bioseguridad.