Hace 3 años y pensando en que San Carlos debía darle una vuelta a la página del terror, a Joselo se le ocurrió pintar murales en todas aquellas paredes que fueron usadas por los grupos armados escribir allí sus amenazas, consignas de muerte y persecución. Estas pinturas rescatan la memoria histórica de San Carlos y refleja lo que era el pueblo antes del conflicto y lo es ahora, un remanso de paz y armonía.
Con aportes del comercio y la venta de muñecos gigantes a gran escala, José Alfredo lo, mantiene una escuela en formación en donde unos 30 jóvenes estudiantes sueñan con convertir a San Carlos en la galería al aire libre más grande de Colombia, donde sus artistas recreen la idiosincrasia de un pueblo que no se dejó morir…